CAPITULO SEGUNDO

LAS TUTORIAS EN LA FACULTAD DE PSICOLOGIA DESDE SUS INICIOS HASTA EL MOMENTO ACTUAL

 

CONTEXTO DE OCURRENCIA:

 

La Universidad Católica de Colombia es una Institución de Educación de carácter privado, que tiene una historia de 31 años de fundada con 8 programas académicos a saber: Derecho, Psicología, Economía, Ingeniería Industrial, Civil, de Sistemas, Electrónica y de Telecomunicaciones.

 

Fundamentos y Principios: “La Universidad Católica de Colombia es por esencia y definición una Institución fundada en los principios de la Doctrina de Cristo. Tendrá la Universidad  como maestra y cabal intérprete de su Doctrina, a la Iglesia Católica, de la Cual se declara su adicta y fiel colaboradora en la enseñanza de la verdad y de las Ciencias al servicio del hombre y de los intereses de la comunidad.”

 

Misión: La Universidad Católica de Colombia, conforme con su fundamento y sus principios centra su misión en la persona, para lo cual:

 

·           La Universidad, desde su naturaleza intelectual y su riqueza doctrinal, genera su propio acto educativo.

·           Concibe la educación como un acto de la inteligencia y la libertad de la persona y por lo tanto de naturaleza moral.

·           Desarrolla en su comunidad la virtud de la “studiositas”, para que se aprenda a pensar  y se fomente así la potencia creativa e innovadora, además de adquirir conocimientos, destrezas y habilidades.

·           Se presenta ante el mundo como origen de acciones intelectuales y libres.

 

Soportes sobre el que se estructura el P.E.I. : El Proyecto Institucional está estructurado sobre cinco soportes a saber:

 

1.       Antropológico

2.       Epistemológico

3.       Universalidad

4.       Doctrina Católica y Social de la Iglesia

5.       Administración y gestión

 

Declara y sustenta las políticas, de las personas, de los procesos académicos y formativos, de la proyección social, de la organización, administración gestión, de Bienestar Institucional y de los egresados.

 

La Facultad de Psicología, cuenta con dos jornadas (diurna y nocturna),  con 500 y 800 estudiantes respectivamente.

 

 

 

RESEÑA HISTORICA:

 

Se pueden destacar cuatro periodos importantes en su desarrollo:

1.       Un primer momento hasta su aprobación por parte del ICFES, que abarca los años de 1970 a 1976, caracterizada por una búsqueda de su identidad. Es a partir de 1976 cuando el currículo se orienta hacia la psicología como disciplina y profesión.

2.       Un segundo momento que comprende de 1976 a 1987, bajo la Decanatura del Doctor José Antonio Sánchez, tiempo en el cual la Facultad se consolida académicamente. En 1983 el Congreso de la República, a través de la Ley 58 del 28 de diciembre de 1983, reconoció a la Psicología como profesión en Colombia.

3.       Un tercer momento que comprende  de 1987 a 1989. Después de 1987 el plan curricular siguió contando con el mismo esquema de unidades básicas agrupadas ahora en tres áreas: básica, aplicada y metodológica. En esta época se presenta una crisis profesoral y estudiantil que buscaba evitar el debilitamiento de la calidad del programa. El plan de estudios se estableció alrededor de la definición del campo del psicólogo dada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en  Ginebra.

4.       Y el cuarto momento comprendido desde el año de 1990, en el cual inicia su gestión el actual Decano Carlos Vargas Ordóñez, hasta el presente. Desde lo administrativo el programa se empezó a orientar y a manejar bajo el criterio de las tres funciones básicas universitarias: docencia, investigación y extensión o proyección social. En esta cuarta etapa se ha trabajado en dos frentes importantes: el primero tiene que ver con la autoevaluación del programa respecto a la docencia, la investigación y la administración y el segundo frente tiene que ver con la búsqueda permanente del rigor de la ciencia. 

 

En el año 1971, el Dr., Carlos Delgado Fernández, de profesión abogado, decano de la entonces Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad Católica, inició las gestiones pertinentes para convertir el departamento de psicopedagogía en la facultad de psicología de hoy en día. (Cháves y cols., 1991).

 

En el año 1972, se replantea la orientación de la facultad y se continúa bajo la orientación del Dr. Félix Bustos un programa de Psicología propiamente dicho, gestiones que se concretaron el 4 de Diciembre de 1974, con el otorgamiento del permiso de funcionamiento emitido por el ICFES, aunque solo en el año 1976 y siendo el decano, el Dr., José Antonio Sánchez, se obtuvo la licencia oficial de iniciación de labores, según acuerdo No 188 del ICFES, ( Cháves, 1982).

 

Los años 1976 y 1977 fueron de un inmenso trabajo académico de estructuración de un nuevo plan de estudios, caracterizándose el programa por:

 

1.       Tener una rigurosa sustentación científica, manifestada en la formación metodológica del estudiante.

2.       Incorporar el conocimiento de la psicología científica en su estado actual.

3.       Organización en dos ciclos: Uno básico de formación científica fundamental en Psicología, y el otro ciclo de profesionalización.

4.       Ser un programa terminal de formación profesional, al cabo del cual el estudiante podía desempeñarse en los campos de psicología clínica, educativa, laboral y jurídica.

5.       Sus contenidos y características metodológicas le imprimían gran identidad a sus egresados.

 

En cuanto al periodo comprendido entre los años 1987 1989, de acuerdo con los documentos revisados, el plan de estudios no tuvo ninguna modificación. En cuanto a las áreas de profesionalización se mantuvo el área clínica sola y las áreas integradas educativa, laboral y jurídica). En éste momento se pretendía un pluralismo humanista, en contraposición de un solo enfoque: el conductista. Se pretendía incluir la fenomenología, el psicoanálisis y las teorías del aprendizaje. Como estrategia pedagógica se planteaba la “participación”. Esta época se caracterizó por crisis tanto académica como administrativa, ya que además de tratar de cambiar el enfoque epistemológico de la Facultad, hubo un cambio del mas del 80% de la población docente y los estudiantes tomaron posiciones radicales frente a los cambios planteados.

 

A partir del año 1990, bajo la  nueva administración del Dr. Carlos Vargas, se realizó un cuidadoso análisis del modelo epistemológico de la Facultad y del plan de estudios para realizar los cambios que se creyeran necesarios para darle mayor coherencia a la estructura curricular.

 

Se propusieron tres tareas para éste fin: a) Fortalecer e integrar el área metodológica y así superar deficiencias detectadas en los estudiantes. b) Hacer énfasis en el desarrollo profesional y humano, c) explicitar y operacionalizar los siguientes objetivos en el proceso curricular:

 

Ø         La formación científica, fundamentada en el análisis epistemológico y en el examen crítico de la historia de la Psicología y de otras disciplinas, lo mismo que el dominio de los métodos para la construcción del conocimiento, especialmente en la Psicología considerada como cuerpo de saber científico.

Ø         La formación tecnológica, mediante el dominio de tecnologías avanzadas aplicables a las prácticas en Psicología, tanto en investigación básica, como su uso en la psicología aplicada.

Ø         La formación del psicólogo como estratega social, capaz de crear, diseñar y realizar programas adecuados a los diferentes campos y problemas según el abordaje que éstos requieran.

Ø         La formación axiológica del psicólogo de manera que su oficio profesional se enmarque en el mas riguroso sentido ético y una cultura que humanice y enriquezca su desempeño y le permita una realización personal mas plena

 

En Septiembre de 1991, el Consejo de Facultad aprueba la propuesta de los nuevos lineamientos generales de la estructura del plan de estudio:

 

1.       Establecimiento de dos campos de formación a saber:

Campo de formación científico, metodológica, el cual  comprende para su conceptualización y manejo el área de formación histórica y epistemológica  así como el área metodológico – investigativo.  El  campo de formación disciplinaria e interdisciplinaria, contempla a su vez, para su conceptualización y manejo, el área de formación en el conocimiento biopsicosocial y el área de desarrollo profesional y humano.

2.       Asumir fundamentos epistemológicos, sociológicos y pedagógicos coherentes con una visión científica de la Psicología, con el estado de avance del conocimiento, y el aporte y necesidad de una relación interdisciplinaria respecto de otras ciencias dentro de una visión de autonomía relativa del saber.

3.       Tomar como criterio fundamental de la revisión y actualización, la coherencia teórica del programa y su interrelación con elementos de congruencia resultantes de las necesidades del ejercicio profesional y el aporte que la psicología aplicada puede brindar a la solución de problemas reales de los individuos y de los grupos en los diferentes contextos. 

 

Su misión es formar psicólogos que, con una sólida fundamentación ética y científica a la luz de los principios y misión de la Universidad Católica de Colombia, contribuyan a mejorar su propia calidad de vida como la de los demás, a través de la participación y el compromiso en la solución de problemas y necesidades de las personas y los grupos sociales.

 

Su propósito de formación es conseguir que sus egresados sean capaces de: “hacer una lectura crítica de la propia realidad y de la del país que, mediante el diálogo entre el pensamiento cristiano y las ciencias humana y naturales, le permitan al psicólogo católico fundamentar sólidamente y con rigor, no solo sus conocimientos disciplinarios y profesionales sino también el desarrollo de actitudes coherentes con sus principios, lo mismo que las competencias necesarias para el ejercicio de la psicología”(Portafolio de la Facultad de Psicología de la Universidad católica de Colombia, 2002)

 

           Sus objetivos son:

 

1.       Analizar críticamente los antecedentes del desarrollo histórico de la psicología, lo mismo que los problemas abordados por los diferentes sistemas y disciplinas afines.

2.       Identificar, analizar y proponer alternativas de solución a los problemas propios de la psicología como disciplina y como profesión, particularmente los relacionados con el contexto nacional.

3.       Promover y liderar proyectos intra e interdisciplinarios de desarrollo e investigación científica orientados al estudio de los procesos básicos y aplicados al mejoramiento de los estilos y calidad de vida.

4.       Contribuir a la formación integral y al desarrollo de competencias que les permitan a los futuros psicólogos distinguirse por su compromiso ético, lo mismo que por su espíritu investigativo y por su rigor académico y profesional.

5.       Asumir la responsabilidad de una proyección social fundamentada en sólidos principios cristianos para la prestación de servicios de asesoría, investigación y desarrollo.

 

      ESTRUCTURA CURRICULAR:

 

El currículo de la Facultad de Psicología hace énfasis en la investigación científica y ha iniciado su transformación hacia un modelo curricular abierto, interdisciplinario y flexible. Su desarrollo ha sido coherente con lo establecido institucionalmente en cuanto a una epistemológica fundamentada en la naturaleza humana y en su correspondiente proceso cognoscitivo.

 

 El Plan de Estudios se estructura alrededor de dos campos de formación. El primer campo de formación es el científico metodológico el cual está subdividido en dos áreas que corresponden a la formación histórico-epistemológica, y la formación metodológica y tecnológica. El segundo campo de formación es la formación disciplinaria e interdisciplinaria la cual se subdivide en las áreas de formación biopsicosocial y el área de formación  profesional y humana.

 

Ejes de formación y programas específicos: El currículo está basado en tres ejes que guían la formación de los estudiantes: el desarrollo de conocimientos, el desarrollo de competencias y la formación de actitudes. Lo anterior se cumple mediante la implementación de los distintos programas curriculares, específicamente a través de proyectos de investigación, didácticas actualizadas de enseñanza, espacios de aprendizaje, apoyo tutorial académico y no académico, participación en ejercicios de campo y prácticas profesionales (Portafolio de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia, 2002).

 

ORIGEN DEL PROGRAMA DE TUTORIAS:

 

La Facultad de Psicología en cabeza del decano Doctor Carlos Vargas Ordóñez, preocupada por dar respuesta a la formación de los estudiantes y rescatar la dignidad humana con el fin de construir una auténtica comunidad ha  desarrollado permanentemente algunas acciones y programas para atender esta importante  dimensión curricular.  Por eso, a lo largo de su historia, particularmente en la última década, fueron creados e implementados programas varios de bienestar y acompañamiento a los estudiantes que han recibido distintas denominaciones y han tenido diferentes propósitos tales como “Introducción a la Vida Universitaria”, “Desarrollo Integral”, “Monitorías”, “tutorías”, “Asesoría Psicológica”, “Crecer” y “Grupo Delta de Formación de Líderes” (Vargas, 2001).

 

El programa de Desarrollo Integral, que nació a comienzos de los años 90 como un programa axiológico, es decir, de fundamentación y desarrollo de valores en los estudiantes y como un importante espacio de reflexión y convivencia, llegó a tener tanta acogida por los propios alumnos que pronto llegó a constituirse en una asignatura incorporada al plan de estudios. El programa de Monitorias  es uno de los más antiguos de la Facultad; se constituyó hace más de 20 años, cuenta con una reglamentación interna y busca apoyar el trabajo profesoral e investigativo, lo mismo que la preparación y formación de futuros docentes. El programa de Asesoría Psicológica nacido casi conjuntamente con la Facultad ha tenido una demanda significativa y actualmente se ha venido incrementando. El programa Crecer se constituyó en 1996 y ha tenido valiosos aportes como programa de acompañamiento a los estudiantes en sus diferentes niveles , destacándose una serie de talleres diseñados e implementados en distintos grupos y durante varios semestres este grupo Crecer ha venido organizando y formando líderes representantes de todos los cursos, hoy denominados Grupo Delta.

 

En el segundo semestre de 1997 la Unidad de Planeación y Evaluación curricular de la facultad de Psicología inicia la evaluación de grupos de estudiantes por grupos y jornadas con el propósito de  describir fortalezas y debilidades generales y particulares y proponer alternativas de solución a las necesidades detectadas.  Una vez son revisadas estas evaluaciones se destacan los casos que ameritan un seguimiento por dificultades ya sea de orden académico o personal, al igual que los que merecen un reconocimiento por su desempeño. Además los docentes proponen alternativas de solución a las necesidades encontradas teniendo en cuenta los recursos con que cuenta la facultad, con el propósito de cualificar más el trabajo con los estudiantes (Documento Unidad de Planeación y Evaluación Curricular, Facultad de Psicología, 1997).

 

En el año de 1998 el señor decano, en su continua  búsqueda  no solamente por impartir conocimientos a los estudiantes sino articular el proceso axiológico con el proceso de formación científico y profesional y para complementar todos los programas anteriormente mencionados, propone realizar un trabajo de acercamiento personal a los estudiantes, para lo cual varios docentes pertenecientes al área de desarrollo integral presentaron algunos escritos al respecto y la psicóloga Leonor Córdoba en ese entonces coordinadora académica de la  Facultad  presenta una propuesta de acción tutorial.  Esta acción tutorial es concebida como un conjunto sistematizado de acciones educativas inspiradas en la misión, visión y principios de la Universidad Católica y apuntan  al mejoramiento continuo de la calidad de la educación y al compromiso que tienen las entidades de educación  con la formación de los estudiantes.

 

Estas acciones están centradas en los estudiantes y orientadas a lograr la madurez personal y profesional, a través de la formación de hábitos y adquisición de destrezas cognoscitivas  como capacidad de diálogo, análisis crítico, interpretación, solución de problemas y toma de decisiones.  Involucra también la aceptación y compromiso con una serie de valores o actitudes individuales y sociales que apuntan a la estima propia y ajena (solidaridad, apoyo positivo, responsabilidad social, etc) y al desarrollo  de habilidades y destrezas propias de la disciplina (Córdoba 1998).

 

En el primer semestre de 1998 el Programa de Tutorías se consolida dando respuesta a la inquietud de Decanatura por complementar los programas dirigidos a los estudiantes y   de modo especial para solucionar las inquietudes manifestadas en las reuniones de evaluación  por grupo y por jornadas realizada por los docentes cuyo proceso, descrito anteriormente, se inició en 1997 con el propósito de  dar alternativas a dificultades tanto individuales como grupales, y potenciar aquellos factores que permitan propiciar procesos de orden académico (Documento Unidad de Planeación y Evaluación Curricular, Facultad de Psicología, 1997).

 

Es en estas reuniones por semestres en donde se identifica la necesidad de contar con un seguimiento más riguroso de los procesos que desarrollan los grupos de estudiantes de la Facultad. Se considera que este tipo de acompañamiento tutorial sirve para aprovechar mejor los potenciales de cada grupo e implementar las estrategias que permitan colaborar en la solución de los posibles problemas de grupo que afectan el proceso académico. Además desde tiempo atrás los estudiantes de la Facultad también habían transmitido, individual y grupalmente, su inquietud acerca de la posibilidad de contar con un profesor que les facilite los procesos de comunicación con las demás instancias de la facultad y que los oriente con respecto a algunas dificultades de interacción, que suelen repercutir negativamente en su rendimiento académico (Documento tutorías 1998).

 

Anota el señor decano “Sea que la acción tutorial esté referida a los factores de rendimiento académico, particularmente en lo que tiene que ver con los trastornos o fracasos escolares, sea que esté referida a los procesos de desarrollo socio-afectivo,  o a los procesos de las relaciones con el entorno,  o al desarrollo mismo de la organización, tiene o debería tener un lugar de preeminencia en toda institución educativa. Un proyecto Educativo Institucional, sobre todo si está centrado en la persona como es el caso de la Universidad Católica de Colombia, difícilmente podrá llevarse a la realidad si intencionalmente no atiende en forma permanente estas dimensiones fundamentales de sus estudiantes” (Vargas, 2001).

 

Este acompañamiento tutorial es de carácter preventivo y facilitador del desarrollo de competencias. Además se basa en un tipo de relación específica cuyos presupuestos básicos son: el respeto por la identidad nacional, institucional e individual, el respeto por la autonomía y los valores del alumno, la motivación para que éste se comprometa en los procesos de búsqueda y descubrimiento. Se concibe como un programa educativo en el que están implicados no solo los tutores sino también los demás profesores y otros profesionales vinculados a la Facultad de Psicología.  Persigue unos objetivos centrados en el desarrollo de competencias (no en remediar falencias)  mediante una intervención cuidadosamente planificada, ejecutada y evaluada. 

 

DESCRIPCION DEL PROGRAMA TUTORIAL:

 

En  el año de 1998 cuando se obtienen los resultados de las evaluaciones de los grupos de estudiantes por grupos y por jornadas y se acuerda en el Consejo de la Facultad la necesidad de organizar el acompañamiento tutorial a estudiantes, se organiza el comité coordinador del Programa de Tutorías, conformado por el Decano, la Directora de la Unidad de Planeación y Evaluación Curricular, La Coordinadora Académica de cada jornada, un representante de Asesoría Psicológica, la directora del Grupo Crecer,  el coordinador del área del grupo de Desarrollo Integral y el Coordinador del Grupo de Tutorías.

 

El programa de trabajo que se formula para iniciar el trabajo tutorial, parte del reporte entregado por los docentes en las reuniones realizadas por semestre y jornadas. Dentro de las propuestas formuladas como respuesta a las necesidades encontradas se mencionan: facilitar a los estudiantes el desarrollo de lectura y redacción; favorecer el desarrollo de competencias cognoscitivas a través de talleres; retomar la idea de tutor o director de curso; implementar programas de saneamiento ambiental; asignar a los docentes horas para las asesorías o tutorías a los grupos; estimular a los docentes y estudiantes que se destaquen por su buen desempeño; revisar las formas de evaluación de algunos docentes; generar la cultura de evaluación a lo largo del semestre y no limitarla solo a dos sesiones; desarrollar habilidades comunicativas en los estudiantes; revisar los métodos de evaluación de algunos docentes; enseñar a los estudiantes técnicas de organización y planeación del trabajo académico; crear espacios para trabajar necesidades afectivas y de reflexión; fomentar el acceso a internet; fijar y mantener normas de comportamiento para la clase; apoyar a los grupos para generar mayores procesos de participación a la vida académica; evaluar los supervisores de práctica; ampliar el ciclo de inducción a la práctica; prestar mayor atención  al aspecto ético de alumnos y maestros; facilitar la integración de los grupos; crear espacios para que el estudiante pueda compartir los problemas relacionados con crisis familiares y personales que afectan su rendimiento académico (Documento Unidad de Planeación y Evaluación Curricular, Facultad de Psicología, 1998).

 

Se ve la conveniencia del programa de tutorías para que atienda a las necesidades manifestadas por docentes y alumnos, en el sentido de un acompañamiento más regular y cercano de los grupos de la Facultad, por parte de algunos docentes. Este programa se orienta a favorecer el desarrollo integral de los estudiantes, objetivo que es compartido por todas las áreas, unidades y demás instancias de la facultad, pero de modo especial por el grupo Crecer y el área de Desarrollo Integral. Inicialmente es un profesor  que facilita los procesos de comunicación de los estudiantes con las demás instancias de las Facultad y los orienta con respecto a problemas grupales y académicos.

 

Se acuerda que la acción tutorial no se efectué  desde el  plano académico, pero que sí esté al servicio de lo académico, pues el desarrollo de las habilidades de interacción social constituye un factor determinante en el nivel de competencias académicas que puedan alcanzar los estudiantes. Se establece que las sesiones de tutoría tengan lugar cada semana, durante un bloque de dos horas, que corresponde cada vez a una asignatura diferente, pues se alterna sucesivamente dentro de las horas y los días de la semana, de acuerdo con un cronograma establecido entre el tutor y los demás profesores del grupo. Según las necesidades, y de acuerdo con el plan establecido por el tutor para su grupo, el Programa Crecer participa en ese espacio con la implementación de talleres y otras actividades. Las tutorías sólo se desarrollan en las aulas asignadas a los grupos para sus clases y a ellas deben asistir todos los estudiantes. De ser necesarias las entrevistas  individuales, éstas tendrán lugar en la sala de profesores (Documento Facultad Psicología, 1999).

 

Se define el perfil del tutor teniendo en cuenta que debe procurar desarrollar un alto grado de identificación con el grupo asignado; ser responsable y prudente con la información que recibe; poseer habilidades de interacción social especialmente a nivel comunicativo; desempeñarse como docente de alguna asignatura del grupo asignado; asistir a las reuniones por semestre para escuchar las inquietudes de sus colegas con respecto al grupo que acompaña. El conocimiento y la cercanía que el tutor ha de lograr establecer con respecto a su grupo no debe generar en éste ningún tipo de dependencia, por eso es muy importante que el tutor conozca, y reconozca los límites de sus funciones, debe conocer muy bien la estructura orgánica de la facultad para cuando requiera remitir  al estudiante sepa solicitar el apoyo a la instancia adecuada; disponer de tiempo pues además de tiempo dedicado al grupo debe asistir a las reuniones del programa y a las jornadas de capacitación (Documento Grupo Crecer-Area de Desarrollo Integral, 1998).

 

Una vez planteado el trabajo a desarrollar y establecido el perfil que debe tener el tutor, en el segundo semestre académico de 1998, se realiza la Fase de pilotaje del programa de tutorías  haciendo partícipes a los estudiantes de primero a séptimo semestre de la jornada diurna y a los estudiantes de primero a octavo de la jornada nocturna.

 

Se establece un cronograma de trabajo para ser desarrollado a lo largo del semestre, que contiene  las jornadas de capacitación, reuniones de tutores y se utilizan textos de apoyo para la inducción y capacitación a tutores, con lo cual se logra una aproximación general a los propósitos y dinámica general del programa. Con los estudiantes  se realizan encuentros  iniciales dedicados  a realizar un diagnóstico del grupo, para lo cual se utiliza el análisis DOFA,  se diligencian fichas de seguimiento individual y entrevistas individuales y se realizan las reuniones con los profesores del semestre en donde se reportan  las dificultades individuales y grupales.

 

Al evaluar el programa los resultados de la fase de pilotaje presentaron una aproximación general a la naturaleza, los propósitos y la dinámica de la tutoría, lo mismo que  la metodología de taller, los documentos y las reuniones con lo tutores permitieron desarrollar las jornadas de capacitación en un ambiente de armonía y se logró  el intercambio de experiencias y el discernimiento en equipo de los modos de proceder frente a diferentes situaciones concretas. Dentro de los resultados obtenidos se encontró que se dio un valioso aprendizaje de estrategias de intervención propiciando entrevistas de los estudiantes con la coordinadora  académica, se facilitó procesos de negociación entre estudiantes y profesores, se mejoró la comunicación con los miembros de algunos grupos y se adecuaron las condiciones físicas de trabajo.

 

Algunas de las dificultades se manifestaron en la resistencia por parte de los docentes para ceder las horas de clase para el programa; en algunos casos se superpuso funciones y tareas con el grupo Crecer; las fichas elaboradas con los estudiantes se subutilizaron porque no había suficiente tiempo para diligenciarlas; no todos los tutores participaron en las jornadas de capacitación; no todos los docentes asistieron a las reuniones de evaluación por semestres para conocer resultados del trabajo de tutoría; durante el semestre se dio prioridad a intervenir a partir de las debilidades reportadas por los docentes y no se aprovecharon las fortalezas de los grupos y estudiantes destacados; los docentes en general no reconocen que hacen parte de muchos de los problemas reportados y que pueden participar en los procesos de solución y delegan la responsabilidad a otras instancias de la Facultad; aunque en general ha habido receptividad por parte de los estudiantes, algunos grupos manifiestan desconfianza hacia el programa por la desesperanza aprendida luego de muchas consultas y pocas acciones; no se cuenta con un espacio físico adecuado para realizar las entrevistas individuales (Documento Area de Desarrollo Integral-Grupo Crecer, 1999).

 

A partir de esta experiencia y de la  evaluación realizada, se decide que para el siguiente año, 1999, se establezca un horario fijo para el programa que no interfiera con las clases y se decide que sean los docentes que dictan la asignatura de desarrollo integral los encargados de realizar este trabajo;  se armonicen las funciones de cada instancia para que el programa Crecer y Tutorías no se superpongan y se acuerden los talleres con el tutor; se desarrollen los talleres por profesionales y no estudiantes así estén en semestres superiores; se inculque en los docentes que no son tutores el compromiso  con el proyecto para que estén dispuestos a colaborar; se sigan utilizando los conductos regulares cuando se requiera solucionar un conflicto; se le asigne tutor a los cursos de primero a cuarto semestre tanto de la jornada diurno como nocturna y el grupo Crecer se encargue de trabajar con los grupos de quinto semestre en adelante en pro de favorecer su proyección profesional.

 

El programa de tutorías en adelante continúa manejándose en la facultad realizándose periódicamente algunos cambios con respecto a intensidad horarios, docentes, etc, con el fin de optimizar el servicio, hasta el II periodo académico de 2001 cuando entra el proceso de autoevaluación institucional con miras a la acreditación y se reorientan ciertas acciones y programas de apoyo con el objeto de canalizar mejor los recursos y poder organizar un sistema permanente de revisión, pertinencia y autoevaluación. De tal manera que los programas de Tutorías, Monitorias y Crecer en adelante se articulan bajo la denominación general de Acompañamiento Tutorial a Estudiantes.

 

Desde el segundo semestre académico de 2001 y hasta el momento, el acompañamiento de estudiantes o acompañamiento tutorial se conceptualiza como  un proceso que tiene una serie de actividades de ayuda, que se concretan en intervenciones de carácter interpersonal y profesional para caminar junto con las personas individualmente consideradas o con los grupos confiados por el programa de psicología en el manejo de sus necesidades personales y grupales, derivadas del contexto y de un momento histórico concreto. Es un proceso de naturaleza fundamentalmente educativa que trasciende los planteamientos unidimensionales (meramente académicos, informativos, diagnosticadotes, etc) y se dirige a facilitar los procesos de conocimiento (Vargas, 2001).

 

Enunciado de esta manera el programa, se refleja la consonancia que existe con el concepto de Desarrollo Humano el cual asume la educación como algo más allá de la instrucción, que está en todos los ámbitos de la vida y en donde el aprendizaje cubre toda la vida y cada tipo de conocimiento invade el ámbito de los demás y los enriquece. La educación a lo largo de toda la vida debe dar a cada individuo la capacidad de dirigir su destino en un mundo en que la aceleración del cambio, acompañada del fenómeno de la mundialización, tiende a modificar la relación de hombres y mujeres con el espacio y el tiempo. De esta forma la educación a lo largo de la vida ha de brindar a cada cual los medios para alcanzar un mejor equilibrio entre el trabajo y el aprendizaje y desarrollar la personalidad del ciudadano (Informe de la UNESCO, presidida por Jacques Delors, 1996).

 

Con la reestructuración del programa se establece que  los docentes que estaban a cargo de dictar la asignatura de desarrollo integral y a quienes se les adicionó una hora para realizar las tutorías en los diferentes semestres, ya no fueran  los encargados del programa, sino que se cuenta con la colaboración de 16 docentes psicólogos que toman las horas que estaban establecidas para esta actividad. Se asigna un tutor fijo a los primeros y segundos semestres y se organizan talleres de primero a cuarto semestre. A los tutores se les asigna entre 10 y 30 estudiantes, dependiendo del tiempo disponible para ello. 

La evaluación realizada al finalizar el semestre muestra que los estudiantes valoraron la bondad de este espacio para su desarrollo personal y académico, se establecieron relaciones más cercanas con la Facultad, permitió conocer las potencialidades y competencias de los estudiantes, es una experiencia valiosa para la Facultad porque fue una construcción de un equipo.

 

Dentro de las debilidades se puede destacar que faltan espacios físicos adecuados para desarrollar la tutoría; no todos los tutores convocaron a los estudiantes para el acompañamiento tutorial y buscaban ayuda en tutores de otros semestres; faltó tiempo para socializar las experiencias entre el grupo de tutores; fueron muy pocos los estudiantes de la jornada de la noche que participaron del acompañamiento tutorial porque sus horarios laborales y académicos no se lo permiten (Documento Programa de Acompañamiento Tutorial, 2001).

 

Además de la evaluación realizada a cada uno de los talleristas, se realizó la evaluación global de los talleres mediante el uso de la estadística descriptiva, específicamente mediante la elaboración de tablas de frecuencia. Los resultados arrojaron que todos los talleres fueron bien evaluados, lo que sugiere que la Facultad debe continuar con el programa. Se presentaron bajos  porcentajes en los items de participación, asistencia y puntualidad lo cual es importante analizarlo. Respondieron favorablemente a las preguntas referentes a la pertinencia, utilidad y didáctica de los mismos (Documento Programa de Acompañamiento Tutorial, evaluación de talleres, 2001).

 

Las sugerencias que se hicieron en la evaluación son las que en el primer semestre de 2002 se tuvieron en cuenta, entre otras, ofrecer el programa a los estudiantes que realmente lo necesiten, para lo cual se organizó una campaña de divulgación a todos los estudiantes desde primero hasta onceavo semestre. Además de lo anterior se continua con el tiempo fijo en el horario para desarrollar el programa; se mejoró el criterio de selección de los tutores y se establecieron programas de formación para que los profesionales comprometidos desarrollen un trabajo de alto nivel; se está trabajando con los tutores para realizar un trabajo en equipo  y se establecieron  criterios para que reciban atención inmediata los alumnos que son remitidos a consulta psicológica. De manera colateral se implementó el programa de asesorías académicas que busca reforzar los conocimientos de los estudiantes en las diferentes asignaturas de la carrera.

 

Iniciando el año 2002 la coordinación de estudiantes, con el respaldo de la decanatura de la facultad de psicología, busca conocer  el impacto que ha tenido el programa de acompañamiento tutorial.  Después de analizar este panorama en donde la facultad ha puesto todo su empeño para que el programa de tutorías permita una orientación a los estudiantes y desarrollen competencias cognitivas, afectivas y sociales, se hace necesaria una evaluación alternativa para que se identifiquen otros problemas, presentar una metodología más cercana a los estudiantes, esperando que salgan resultados que no han salido en los instrumentos formales de evaluación.

 

Conocer si el programa de acompañamiento tutorial está cumpliendo con los objetivos con los cuales fue creado entre ellos ayudar al estudiante a identificar  comprender, abordar y resolver sus situaciones problemáticas; orientarlo en la formación de hábitos de estudio y en sus determinaciones académicas más importantes; mediar con docentes y administrativos para un mejor conocimiento personal y comprensión del estudiante; identificar los factores asociados con el desempeño académico, el ajuste y la adaptación personal y social de los estudiantes y retroalimentar permanentemente los procesos curriculares del programa de psicología y generar proyectos de investigación.

 

A partir del primer semestre académico de 2003 se vincula el programa de acompañamiento tutorial a la parte académica, realizando una alianza con la asignatura de Desarrollo Integral en segundo y cuarto semestre y con el seminario de humanidades en primer y tercer semestre, asignando un puntaje a los talleres. Se establece un bloque de dos horas para el desarrollo de los talleres y dos horas contiguas para la clase de desarrollo integral y/o de seminario de humanidades.

Teniendo como marco toda la trayectoria que ha gozado el programa de tutorías en la Facultad de Psicología, es importante incluir un referente externo que permita conocer cómo se han llevado a cabo las tutorías en otros contextos y cuál es su significado a nivel de educación superior.

 

CONCEPTUALIZACION DE LA TUTORIA:

 

La tutoría, entendida de manera genérica, implica el acompañamiento que toda persona necesita al adelantar cualquiera de los procesos de desarrollo existencial. Los orígenes del término y de las acciones que implica, se remontan a la antigüedad.

 

Córdoba (1998) relaciona el concepto de tutoría con el genérico de tutela, y con el concepto clásico de curador (cuidador). Se refiere entonces al tutor como quien ejerce el papel de “defensor, protector o director en cualquier línea. Así mismo la tutela o tutoría se confiere para curar (cuidar) de la persona y los bienes de aquel que por minoría de edad o por otra causa, no tiene completa capacidad civil.”

 

En este sentido encontramos el papel del tutor en el maestro de la antigua Grecia, concretamente en la mayéutica socrática. Sin embargo, se han situado sus inicios, sus raíces y la tradición que ha conformado su práctica actual en la Universidad Medieval.

 

Doherty (2002) se refiere a que en el periodo medieval en la Universidad de Oxford, cuando los escolares, hombres jóvenes, eran admitidos en la institución para ser formados como “hombres de carácter, conocimiento y religión”, esto implicaba que se les inculcara el comportamiento, las reglas de vida y las ideologías propias de  los hombres prominentes de la Inglaterra Medieval.

 

Sin embargo durante el siglo XIX la idea de un “tutor moral” comenzó a cambiar y a ejercer un papel más académico. El papel del tutor se refería a “enseñar a los estudiantes cómo usar sus mentes. A enseñar cómo pensar, no enseñar lo que pensar.” (Moore, 1968, citado por Doherty, 2002).

 

El modelo inglés de tutorías ha servido de patrón para la aplicación de esta estrategia en muchas otras universidades del mundo. El papel del consejero académico a manera de tutor en muchas de las universidades norteamericanas es una muestra de ello, y conduce a que tanto el tutor como el estudiante, encuentren las mejores alternativas para conseguir el más elevado nivel de formación.

 

Existen varias estrategias para desarrollar el programa de tutorías, entre las cuales Argüís y otros (2001), destacan la tutoría individual o llamados por otros, asesoría personal (o íntima personal), en la cual el profesor-tutor pretende conocer la situación de cada alumno, lo ayuda personalmente, lo orienta en la planificación y ejecución de sus tareas escolares. Uno de los puntos positivos de la tutoría individual es trabajar la autoestima de los estudiantes, que asuman sus responsabilidades y nuevos retos con entusiasmo y permitir que  demuestren sus emociones. Esta tutoría supone un compromiso más profundo tanto por parte del tutor como por parte del estudiante ya que abarca temáticas de índole intelectual, afectivo, social, académico, profesional, institucional, etc.

 

La tutoría de grupo en la cual el profesor-tutor ayuda a los alumnos en la orientación del currículo y en la participación activa en el centro educativo. Colabora con los profesores que intervienen en el grupo de alumnos y aporta a cada uno de los profesores del grupo la información necesaria sobre cada alumno y grupo.

 

 La tutoría técnica la desempeñan profesores que no han sido designados como tutores de ningún grupo de alumnos. Esta tutoría también se conoce como asesoría académica en la cual el estudiante solicita la colaboración de un docente con cierta experticia en determinada área .

 

La tutoría de la diversidad la cual supone que el tutor tiene en cuenta a cada alumno con sus capacidades y ritmos de aprendizajes determinados. Esta tutoría es uno de los grandes retos pedagógicos porque requiere de dispositivos de comunicación  y métodos pedagógicos específicos para ayudar a los estudiantes.

 

Otra estrategia es la tutoría de prácticas en empresas en donde los tutores son los responsables del control y seguimiento de las prácticas  en las entidades en régimen de convenio. Estas son las que realizan los docentes cuando supervisan las prácticas profesionales de los estudiantes.

 

Algunos modelos genéricos de tutoría son expuestos de manera esquemática por Hock, M. Pulvers, K. (2001), y a partir de esta clasificación pueden verse algunas implicaciones de la aplicación de tutorías en medios educativos; sostienen los autores:

 

Las contradicciones permanentes que resultan de la relación entre tutoría y los programas tutoriales post-escolares generan múltiples problemas. Primero, existe el problema de la definición del modelo tutoríal. Algunos autores describen la tutoría como la situación ideal de enseñanza debido a que incluye la instrucción uno- a- uno en los contenidos y las habilidades presentadas por el tutor.

 

Bloom (1984), referenciado por Hock y Pulvers (2001) sostiene que la tutoría uno- a- uno constituye una excelente oportunidad para docentes muy habilidosos, que enseñan destrezas, estrategias y contenidos de conocimientos a un solo estudiante. Sostienen además, que las oportunidades que presenta la tutoría uno-a- uno, pueden optimizar el impacto de una variedad de técnicas y prácticas instruccionales validadas tales como la instrucción directa, modelamiento tutorial de conductas de pensamiento y solución de problemas, soporte y sustentación de habilidades y estrategias de estudio y suministro de retroalimentación inmediata, positiva y correctiva.

 

El nombre tutoría también se usa para describir prácticas educativas diferentes al uno-a-uno. Por ejemplo se ha descrito un modelo de tutoría que puede ser llamado de asignación y asistencia. En este modelo el tutor se presenta ante un estudiante o un grupo pequeño de 2 a 6 estudiantes que presentan dificultades para desarrollar completamente sus tareas. El objetivo principal del tutor es ayudar a cada estudiante a terminar sus trabajos académicos en las sesiones de tutoría.

 

Otro modelo combina los elementos de los dos anteriores. Se denomina tutoría estratégica. Se trata de enseñar estrategias de aprendizaje, aprender a aprender, mientras los estudiantes reciben ayuda en la realización de tareas y trabajos académicos (Hock,  y Pulvers 2001).

 

Por ejemplo, si un estudiante debe completar un número de problemas resueltos para una clase de matemáticas y para estar preparado para la evaluación, el tutor puede darle una estrategia de solución de problemas que incluye los siguientes pasos: a. revisar y determinar lo que se necesita para resolver los problemas, b. analizar el problema y compararlo con los ejemplos del libro, c. actuar para resolver el problema y d. recurrir a las tablas para ver las respuestas. El tutor demuestra con su ejemplo la estrategia y da al alumno guías  para que pueda aplicarlo en la solución de sus tareas. En este sentido, el tutor no solamente enseña una estrategia que ayuda al estudiante a culminar exitosamente una tarea, sino que enseña una estrategia que puede usar independientemente cada vez que se encuentre en situaciones similares.

 

En las investigaciones que se hallaron con respecto a las tutorías, se enfatiza en la importancia de efectuar un entrenamiento a los tutores. Slavin (1991), referenciado por Hock y Pulvers (2001), sostiene que la eficacia de la tutoría no depende solamente del modelo de tutoría que se adopte o de las metas que se hayan fijado, también depende del entrenamiento del tutor.

 

EL SENTIDO DE LA TUTORIA EN LA UNIVERSIDAD:

 

En el momento histórico que está viviendo la Universidad colombiana al inicio del tercer milenio, este concepto de tutoría cobra trascendental importancia. A continuación se exponen y justifican algunas de las principales razones.

 

Nuestro modelo de universidad, principalmente profesionalizante, y en gran medida desligada de las realidades macroeconómicas y de los contextos sociales en los que se desenvuelve, ha llevado a una perdida de sentido en su acción en muchos casos de grandes proporciones.

 

Se ha visto con dramatismo cómo los profesionales reciben sus títulos, pero no cuentan con la capacitación suficiente para dar respuesta  a las necesidades del entorno, cómo se forman falsas expectativas en las personas, que se capacitan con la idea de desempeñar un determinado papel en la sociedad, pero al finalizar su proceso académico encuentra que: o no cuenta con las habilidades y destrezas necesarias para desempeñarse en ese determinado campo, o no hay mercado suficiente para las personas que se desempeñan en esa área.

 

Al respecto Schon (1983) argumenta que “las escuelas profesionales deben replantearse tanto la epistemología de la práctica como los supuestos pedagógicos sobre los que se asientan sus planes de estudio a la vez que deben favorecer cambios en sus instituciones de modo que den cabida a un prácticum reflexivo como un elemento clave en a preparación de sus profesionales”.

 

El crecimiento vertiginoso de nuestra población urbana, ha traído consigo un incremento multitudinario en la búsqueda de acceso a la educación superior, a la cual se ha tratado de dar respuesta, no siempre con criterios de eficiencia y calidad. De acuerdo con lo expuesto por Aldana (2001) la masificación de la matricula universitaria se multiplicó 80 veces entre 1950 y el final del siglo,  y el número de programas de pregrado que en 1960 era de 190, en 1999 es de aproximadamente 8.000.

 

Este ya inmenso conglomerado se encuentra en una intensa búsqueda de las herramientas por medio de las cuales no solamente ubicarse social y laboralmente de manera individual, sino de construir una sociedad mejor.

 

Esta situación se constituye en una de los más centrales retos para la institución universitaria que debe tener en cuenta fenómenos macroeconómicos vinculados con la globalización, y la “simbiosis de la ciencia y la tecnología” de acuerdo con lo expuesto por Aldana (2001), quien a su vez enfatiza que “este progreso produce cambios en la teoría y la práctica de la enseñanza y el aprendizaje, en los canales utilizados para la comunicación entre alumnos y profesores, en las estructuras administrativas y académicas de las universidades y en las relaciones de trabajo entre los docentes y las instituciones”.

 

El docente universitario convencional, dedicado principalmente a la transmisión de un conocimiento, debe tender a convertirse en un tutor, acompañante en el proceso del aprender. Como lo manifiesta Leite García (2001) “Si de hecho estamos comprometidos con la formación de educadores y no solo de profesores cuya acción se limite a transmitir los conocimientos específicos de su disciplina, mucho tendremos que hacer revisando nuestros cursos de formación...”

 

El docente debe convertirse en tutor en donde los estudiantes buscan adquirir y los tutores ayudan a adquirir, los estudiantes aprenden haciendo y sus instructores funcionan más como tutores que como profesores, por lo tanto  una de las funciones del docente es convertirse en guía y modelo de sus alumnos. El acompañamiento tutorial no solo debe tener en cuenta el cumplimiento de un programa académico sino que debe crear en el estudiante el entusiasmo y la pasión por el proceso de aprendizaje.

 

Las instituciones de educación superior han contado con programas que se aprestigiaron en el contexto social, y que se constituyeron en entidades propias, con esquemas de formación en muchos casos sólidos, pero al mismo tiempo monolíticos, que dieron respuesta efectiva en su momento, pero que se han venido quedando cortos ante la realidad cambiante, la diversificación de los saberes y el proceso de globalización. La tendencia contemporánea se orienta hacia programas de formación en los cuales el educando tenga una mayor posibilidad de elegir, y construir así su propio proceso educativo con el cual dará respuesta a las inquietudes no solo propias de su persona, sino de su entorno inmediato.

 

Ya la misión de Ciencia y Tecnología establecía cómo en nuestro país, “la institucionalización de la actividad científica y tecnológica ha estado por lo general más ligada a decisiones de carácter político e ideológico que a una demanda de la sociedad para su desarrollo económico y social”.

 

Sarmiento (2000) anota que en el  desarrollo humano es la educación  el principal motor para un crecimiento rápido y sostenible. Las sociedades más educadas no solamente producen un mayor número de innovaciones sino que son las que mejor captan y utilizan las nuevas creaciones de la ciencia y la tecnología. Son los individuos y colectivamente los ciudadanos de un país  los que construyen su propio destino de ahí la importancia que se le proporcione a la educación para que haya mayor crecimiento y desarrollo.

 

La persona se desarrolla en el proceso de las experiencias y las actividades sociales, siendo la comunidad o grupo quien proporciona al individuo su unidad de persona. Es la familia la encargada de iniciar en el niño el aprestamiento para desarrollar todas las habilidades, destrezas, conocimientos, interpretaciones, valores, que luego son reforzados en la escuela, trabajo o comunidades menores.

 

Las ciencias del hombre encuentran cada día importancia fundamental que tienen los ambientes, los contextos, la cultura, la historia presente, tanto en el desarrollo personal de los individuos como en los procesos que viven los grupos humanos. En relación con la educación de los individuos, es un hecho que las pautas generales de su modo de enfrentarse con la realidad provienen de un contexto experiencial en el cual existe una poderosa influencia de los factores sociales, económicos, políticos por los que esté atravesando el grupo en referencia.

 

Mosquera (1990) manifiesta además en relación con la necesidad de construir una Universidad diferente hacia el futuro, el propósito de promover de manera selectiva y progresiva “características propias de la formación ofrecida en las universidades modernas: flexibilidad, apertura a otras profesiones y disciplinas y desarrollo de la capacidad de trabajo autónomo del estudiante”.

 

Entidades internacionales empiezan a propender por la búsqueda de cambios estructurales profundos en las instituciones de educación superior, de manera importante en relación con América Latina. Principalmente con el fin de que nuestra educación superior cumpla con los requerimientos y los estándares internacionales.

 

Tal vez el más representativo de estos documentos es el denominado Plan de Acción de Turín, que fue suscrito por Colombia en el año 2000. Este documento establece por ejemplo el requerimiento de que las universidades latinoamericanas diseñen currícula  “más flexible (con sistemas de crédito y opciones alternativas) y organizados en programas secuenciales más cortos, con la posibilidad de acceder al mercado de trabajo al completar el primer nivel.”

 

En este sentido, se pretende que los estudiantes accedan a una formación más completa, que los capacite para asumir los retos de la vida moderna, y que se ocupe de las diferentes dimensiones de la persona. De ahí que, las tutorías se hacen fundamentales ya que se requiere que las instituciones diversifiquen “las condiciones de acceso  e itinerarios  en la educación superior, por ejemplo mediante la educación  a distancia y el reconocimiento del aprendizaje y la experiencia adquiridos fuera de la educación tradicional.”

 

El modelo pedagógico que se ha hecho tradicional en nuestro medio es esencialmente heterónomo, equipado con una alta dosis de autoritarismo, y verticalidad. Ante las actuales tendencias educativas, las actitudes propias de los educadores y educandos que se realizan bajo este modelo, no permiten un desarrollo adecuado de sus capacidades ni favorecen el alto rendimiento ni la excelencia. Es por esto necesario y urgente crear en nuestro medio estrategias de formación autónomas, que permitan al educando hacerse cada vez más protagonista  de su propio proceso educativo. En este sentido el papel del docente experimenta también una variación hacia el papel de acompañante, orientador y en general tutor del estudiante.

 

Estas estrategias se hacen aún más necesarias si tenemos en cuenta que el Decreto 808 del 25 de Abril de 2002, establece el concepto de crédito como unidad de trabajo académico en el cual se incluye trabajo en presencia del docente y trabajo independiente que el estudiante debe adelantar bajo la orientación recibida.

 

“Un crédito equivale a 48 horas de trabajo académico del estudiante, que comprende las horas con acompañamiento directo del docente y demás horas que el estudiante deba emplear en actividades independientes de estudio, prácticas, u otras que sean necesarias para alcanzar la metas de aprendizaje, sin incluir las destinadas a la presentación de las pruebas finales de evaluación” (Ministerio de Educación Nacional de Colombia, 2002).

 

En este orden de ideas, la tutoría cobra una especial importancia, como lo manifiestan Díaz Támara y Pinzón de Santamaría (2002),  “Definitivamente currículos  universitarios flexibles sin contar con el servicio de tutoría son impensables. Se ponen en riesgo la calidad y los objetivos de enseñanza – aprendizaje”, esto se afirma principalmente pensando en que un estudiante que inicia su educación universitaria en medio de las actuales características del proceso, podría ser un firme candidato a la deserción al no contar con el apoyo necesario en lo referente al manejo autónomo de su proceso educativo.

 

Los programas de tutorías que se deben poner en funcionamiento en las instituciones universitarias, se orientan entonces a :

-            Contribuir a la formación integral del individuo.

-            Generar ganancias efectivas en el aprendizaje de las disciplinas.

-            Potenciar las capacidades de los educandos y fortalecer sus debilidades.

-            Orientar a los participantes en el aprovechamiento eficaz y adecuado de las oportunidades.

 

Los ambientes académicos tradicionales y convencionales han tendido a favorecer algunas de las diferentes dimensiones de la persona humana, principalmente aquellas que se vinculan con el acervo intelectual, las destrezas del conocimiento, y la solución de problemas planteados desde la perspectiva teórica y solucionables por medio de esquemas algorítmicos en la mayoría de las veces provenientes de las matemáticas.

 

Sin embargo el mundo actual, y las circunstancias que viven nuestros países, el cultivo de otras dimensiones de la persona, principalmente en el contexto de la educación superior, es de vital importancia. Podemos mencionar aquí la formación de actitudes pro sociales, de capacidad de autogobierno, de creatividad en la búsqueda de solución de problemas, de hábitos de vida saludables y eficaces, entre otros. Un programa de tutorías está entonces dirigido a complementar la formación superior en aspectos como estos, que contribuirán a incrementar las posibilidades de éxito de los egresados en su desempeño profesional.

 

Para que esto se realice se deben tener explicitas las políticas del programa de tutorías en la universidad y hacer parte de su modelo pedagógico, de tal manera que sea una estrategia pedagógica que busque el desarrollo integral de los estudiantes para orientarlos en su formación e incrementen sus habilidades tanto personales como profesionales.

 

El informe de la Cepal/Unesco (1992), anota que se debe procurar una educación equitativa con calidad y textualmente señala que “junto a la transmisión de las destrezas y habilidades, además de la disposición a asumir riesgos y tomar decisiones para facilitar la integración productiva de los estudiantes al mundo moderno, se requiere formarlos en los valores sociales propios de una ciudadanía moderna que son los cimientos de un sistema democrático y un desarrollo con equidad. La falta de transmisión de valores como la responsabilidad social, la solidaridad, la tolerancia y la participación, truncan el esfuerzo educativo”.

 

En este sentido la práctica pedagógica no es solamente instruir para que se realice una acción, el desafío es una educación de calidad con equidad, con perspectiva para una educación para la democracia, en donde se tenga en cuenta al sujeto educativo no solamente desde el punto de vista económico, sino también como sujeto social, que pueda incorporarse en forma crítica al medio, que tenga habilidades, valores y actitudes para vivir con dignidad y así  contribuir a la calidad de vida (Magendzo, 2001).

 

Anota al respecto Orozco (1999), “la educación  es, en consecuencia, educación en y para la libertad, fomenta el crecimiento de la persona y lo capacita para una vida útil y responsable frente a sí mismo y frente a la sociedad global”. La educación, si cumple con su fines, forma el carácter y la personalidad del individuo y contribuye a la generación de espacios de eticidad en los que la vida humana se hace posible. Estos son los espacios que permiten las interacciones entre los hombres.

  

Por lo anterior es importante tener en cuenta el currículo que se maneja en las instituciones educativas y que está promulgado en la Ley 115 de 1994 en donde señala textualmente que: “Currículo es el conjunto de criterios, planes de estudio, programas, metodologías y procesos  que contribuyen a la formación integral y a la construcción de la identidad cultural nacional, regional y local, incluyendo también los recursos humanos, académicos y físicos para poner en práctica las políticas y llevar a cabo el proyecto educativo institucional” (Ministerio de Educación Nacional de Colombia, 1994).

 

De acuerdo con lo expuesto se confirma que el sentido último de la educación es la formación del sujeto democrático, autónomo, constructor de conocimiento, comprometido con la transformación de la sociedad y que ha sido en muchas ocasiones relegada en el currículum. Además se conoce que al interior de una entidad educativa autoritaria, jerárquica y dependiente es imposible formar  un sujeto democrático. La creación de una cultura escolar democrática es condición necesaria  para la formación del sujeto democrático, por lo tanto es indispensable revisar el currículo ya que éste debería entregar los conocimientos y desarrollar las habilidades, actitudes y competencias necesarias para vivir en sociedad.

 

Petrus (1998), anota que es evidente que existen otros valores, al margen de los conocimientos, que deben tener una importante presencia entre los contenidos escolares. La institución escolar no puede estar ajena a la problemática social sino que debe estar comprometida a dar respuesta a ello y no puede estar atenta únicamente a los conocimientos científicos. Se deben tener presentes los principios educativos fundamentales para una convivencia democrática, principios que no estén solamente escritos en el papel sino que se vivan cotidianamente en la escuela, tales como la participación, la solidaridad, solución adecuada de los conflictos, diálogo, tolerancia, etc.

 

Estos temas los considera contenidos transversales que traspasan el ámbito de las asignaturas o materias escolares y que hacen referencia a problemas y conflictos que se dan de manera cotidiana en la sociedad. De ahí que las principales finalidades de los contenidos transversales sean tomar conciencia de los conflictos y adquirir competencias sociales.

 

Petrus (2000), considera que  los contenidos transversales hacen referencia a determinados contenidos educativos de base ética válidos para todos los educandos, prescindiendo de creencias, ideas políticas o religiosas. Anota que los principios abiertos, dialogantes, los valores que otorgan dignidad, no pueden tener fronteras, antes al contrario, deben impregnar todas las actividades escolares. Los contenidos transversales por su contenido social, no deben tener un planteamiento excesivamente conceptual ni en horarios fijos sino que son contenidos que se comparten a través de todas las materias escolares.

 

Lo anteriormente expuesto tiene mucha relación con los programas de tutorías. Se observa esta similitud a partir de diferentes funciones que se pueden ejercer de manera transversal en el ambiente educativo, y que podrán constituir tema de análisis a mayor profundidad más adelante. Una función de ayuda que actúa como motivador para que el estudiante pueda prevenir y dar respuestas efectivas y asertivas en su contexto. Una función de intervención educativa porque trabaja directamente aspectos como la conducta, los procesos de pensamiento, los factores emotivos y  la motivación académica y de la vida en general, técnicas concretas sobre diferentes problemas como autoestima, métodos y hábitos para el éxito en el estudio, etc.

 

Función formativa porque le proporciona además de elementos informativos que pueden ser de interés, orientación para formar actitudes y valores. Función evaluadora en dos sentidos, el individual que ayuda a la persona a conocerse, y el general al examinar las necesidades, actitudes y capacidades potenciales para poder ofrecer el mejor programa formativo posible. Por último la función de planificación porque diseña itinerarios educativos adecuados al nivel y la motivación de cada “tutoriado”.

 

Teniendo como base lo anteriormente expuesto, se considera de gran importancia evaluar el programa de tutorías que se viene desarrollando en la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia, con el fin de facilitar el proceso, mediante el cual el mencionado programa podrá efectuar las correcciones necesarias para continuar con su carácter preventivo y facilitador  del desarrollo de competencias.